"Los amantes fervientes y los sabios austeros
en su madurez, aman de los gatos la raza;
los gatos, fuertes, suaves, orgullo de la casa,
como ellos sedentarios y como ellos frioleros.
Amigos de la ciencia y el deleite a la vez,
al horror y al silencio de las tinieblas
fieles,
los tomara el Erebo por fúnebres corceles,
si doblegarse al yugo pudiera su altivez
Al meditar adoptan las nobles actitudes
de las esfinges, que en solitarias latitudes,
en ensueños sin fin se adormecen tranquilas;
mágicas chispas brotan de sus ancas fecundas,
y partículas de oro, como arenas profundas,
estrellan vagamente sus místicas pupilas."
(Budelaire)
Los gatos tienen –en mi vida—un gran significado. Aparecen y desaparecen
en momentos claves. Cuando inicié mi relación con Tomás, recién había perdido a
mi gata preferida (Malena) y hablaba con él para desahogarme. De inmediato me
contaste que en tu juventud habías tenido 12 gatos, pero amabas a uno en
particular, se llamaba Roger. A ese gato, otro le sacó un ojo. A los 11
restantes, según me dijiste, tu cuñada los envenenó uno a uno pues planeaba
tener familia. Después de esos hechos preferiste hacer tu vida a parte. Me
recalcaste que es duro ver morir a las mascotas y claro que lo es.
También me hablaste que Baudelaire uno de tus autores favoritos, él amaba
a los gatos, porque los sentía “sensuales e inteligentes”, al igual que Borges
y Córtazar. Pedro Aznar hizo canción del poema de Borges.
Vos definías a los gatos como una contemplación y una pregunta sin
respuesta. Yo amaba que me prestaras atención cuando te hablaba de ellos. A
veces por las noches nos salíamos a fumar al patio, eran ratos en que me
encantaba que me contaras de tu vida, pensamientos mirando estrellas, Hualabi
en medio y algunos gatos pasaban para nuestra fortuna nocturna.
Cuando te enseñé al gato que más consiento, Copo, me dijiste que era muy
parecido a Roger y te lo recordaba mucho.
En marzo cuando comencé a “pre sentir” que algo no estaba bien con vos,
sentía una gran angustia y terminé adoptando a Milo, un pequeño gato callejero muy
cariñoso y dócil. Al verlo pienso en vos: es un gato amigable con los demás
gatos, un poco loquillo y travieso y cazcorvo. Él y Chavela, cuando me escuchan
llorar se suben a mi pecho y se acuestan allí. Copo se va a mis pies. Han sido
grandes compañeros en esta travesía de aceptar tu ausencia en lo que queda de
mi vida.
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