jueves, 19 de septiembre de 2019

Jara

Joan Jara: “Lo que hicieron en mi vida no tiene reparación…”

jueves, 12 de septiembre de 2019

44. Cuatro meses/ leamos un buen artículo tuyo: El Salvador de los Muertos

Tomás Andreú SAN SALVADOR (Proceso).- Un día pidió ayuda a través de una red social. Faltaba poco para la medianoche. Tenía tantos muertos sin identificar que no sabía qué hacer con ellos. El Salvador es una tumba clandestina a donde van a parar las víctimas de la violencia. Las pandillas perpetran la gran mayoría de estos asesinatos. Pero un hombre se ocupa de estos escenarios y rescata de las entrañas de la tierra y de la impunidad los cadáveres que han terminado en el olvido.


Israel Ticas es el forense de lujo de la Fiscalía General de la República de El Salvador. Se ha preparado en Centroamérica, México, África y España. No tiene sustituto ni discípulo. Es único en su especie. De baja estatura, tiene rasgos indígenas muy marcados y siempre está requemado por el sol. Su trabajo se convierte en una meticulosa obra de arte, pero también delata a un país que devora todos los días a sus ciudadanos. En El Salvador, de verdad, la vida no vale nada.
Es difícil que el mundo entienda cómo una superficie tan pequeña –21 mil kilómetros cuadrados– produce tantos cadáveres. La inseguridad y la muerte son un negocio en esta nación. Restaurantes, farmacias, burdeles, hoteles, hospitales, zonas residenciales de clase media… Todos estos lugares cuentan con seguridad privada. Una funeraria en un país como El Salvador no conoce la bancarrota.
Hace años Ticas le dijo al reportero que él hablaba con los muertos. El periodista le dijo que, más bien, era un abogado, el abogado de las víctimas mortales de la violencia en El Salvador. Se quedó callado. La idea le gustó.
El Salvador vivió una guerra interna por más de una década. Los ciudadanos que tuvieron suerte lograron huir hacia Estados Unidos. Tras la firma de la paz en 1992 entre la insurgencia y el gobierno, la Unión Americana hizo deportaciones. Pero esa gente, que en aquel país había vivido en barrios depauperados y violentos, regresó con el ADN de las pandillas. Y lo clonó y clonó en su nación de origen. Ni los gobiernos de derecha ni la sociedad se imaginaban que una bomba social estaba creciendo. Cuando explotó fue demasiado tarde.
El pozo de sangre en el que se ahoga El Salvador ha sido cavado por las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18. La inseguridad que vive el país la sienten los mismos cuerpos de seguridad, pese a que en 2015 los vándalos fueron declarados terroristas por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Los ciudadanos también son objetivos de pandillas: para morir basta que alguien que viva en un territorio se pase a otro donde domina la pandilla contraria. De esta tormenta de sangre no se salva ni el presidente del país, Salvador Sánchez Cerén. Los mareros le asesinaron a dos guardaespaldas.
Todos deben pedirle permiso a las pandillas para entrar en sus territorios: políticos, religiosos, vendedores, distribuidores de agua, refrescos, golosinas. Incluso los periodistas que deseen tomar una fotografía. Los números más conservadores calculan que en El Salvador hay unos 60 mil vándalos en las calles. Dentro de la cárcel están otros 13 mil. A estas cifras hay que sumarle los colaboradores, que van desde los familiares y amigos de mareros hasta jueces, policías, militares y políticos de mandos bajos y medios.
Y ese ejército de pandilleros ha dejado otro de desaparecidos. Ticas tiene que buscarlos. Para él, una persona muerta no es un cadáver: es un ser humano con derechos que se merece la mejor de las despedidas. Por eso le entristece que los restos de alguien terminen en una fosa común, en el anonimato.
Él comienza con un indicio (una denuncia). Una vez detectado el lugar donde puede haber sido enterrado un cuerpo, lo acordona e inicia una búsqueda superficial. La misma tierra le advierte si dentro de ella hay restos humanos. En caso afirmativo, la franja estudiada toma una textura particular y cierta humedad que desprende un olor distintivo. Si detecta estas pistas, inicia una excavación. Y es aquí donde la sabiduría de Ticas entra en juego. A partir de la experiencia y de una lectura del entorno va avanzando directamente hacia los cadáveres. No se trata sólo de excavar. No se trata de abrir hoyos al azar. Se trata de llegar de una forma inteligente a los cuerpos por una sencilla razón: el cadáver puede informar la identidad del asesino.
La escena poco a poco comienza a tornarse en una obra en la que se fusionan ingeniería, antropología, arqueología y fontanería (desagües en caso de lluvias). Lo más importante es resguardar la escena del crimen y sus evidencias. Aquí está lo vital: las posiciones de los cuerpos son un testimonio de sus últimas horas de vida. Por los indicios, el abogado de los muertos sabe quién murió primero, quién fue enterrado con vida y en qué circunstancias. Es aterrador ver cómo las personas lucharon incluso dentro de las sepulturas. Sus manos en forma de garras evidencian que hicieron todo por salir del suplicio. Las bocas abiertas pueden hablar de un grito ahogado pidiendo ayuda o de un último intento por llevar oxígeno a sus pulmones.
Las escenas muestran la evolución de la violencia en El Salvador. Cada vez son más tenebrosos los asesinatos –y también más sofisticados, pues sus autores evitan dejar rastros. Cada vez hay más cuerpos mutilados.
En las manos de Ticas está el futuro de la justicia. Está el rumbo de la investigación. El rostro de los asesinos. “La violencia evoluciona rápidamente y destroza hogares, familias y personas. La muerte sólo espera junto a nosotros para llevarnos al más allá”, reconoce el forense en entrevista.
Durante la conversación, el especialista recibe una llamada de una madre buscando a su hijo. Pone la llamada en altavoz y se escucha una súplica al otro lado del teléfono. Ella relata que en Montelimar (provincia de La Paz) varios hombres metieron a su hijo a un predio baldío. Luego salieron, pero sin él. El forense le explica lo que debe hacer: poner una denuncia y enviarle una fotografía. Él irá a reconocer el terreno, probablemente devenido cementerio.
De hecho, todo El Salvador se parece a un extenso panteón. Únicamente en agosto de 2015 hubo 911 asesinatos. Es decir: 30 muertos cada 24 horas. Ese mismo año cerró con 6 mil 670 homicidios. El periódico estadunidense USA Today lo calificó como “la capital mundial de los asesinatos”. Y 2016 no trajo buenas nuevas, porque dejó 5 mil 278 crímenes mortales. Es decir: 14 homicidios al día. Y los números continúan. Hasta el 15 de marzo de 2017 iban 651 homicidios, según las estadísticas oficiales.
La cifra de desaparecidos ya superó a la padecida durante la guerra civil que vivió esta nación entre 1980 y 1992, según las autoridades salvadoreñas.
Lo paradójico es que este país centroamericano celebró 25 años de haber firmado los Acuerdos de Paz. El 16 de enero de 1992 la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el gobierno del entonces presidente Alfredo Cristiani (del partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista, Arena) pusieron fin al plomo que dejó más de 75 mil muertos y unos 10 mil desaparecidos.
Las máximas autoridades de seguridad de El Salvador afirman –según la agencia de información ACAN-EFE– que en 2016 se encontraron 38 cementerios clandestinos. En ellas fueron desenterradas 46 personas en 10 de los 14 departamentos que tiene el país. Desde 2014 se han detectado más de 158 fosas ilegales y se han recuperado 216 cuerpos. Pero desde 2010 están desaparecidas unas 10 mil 800 personas.
Las cifras oficiales registran, sólo en 2016, la desaparición de 3 mil 859 personas. La capital de El Salvador –San Salvador– concentró mil 148 casos. 2017 tampoco pinta bien. Hasta el 20 de marzo iban 650 desaparecidos.
El presidente del Instituto de Estudios Jurídicos de El Salvador (IEJES) y miembro de la Comisión Política del desaparecido Movimiento Nacional Revolucionario, Félix Ulloa, reflexionó en el periódico digital El Faro sobre los 25 años de paz de El Salvador en el nuevo contexto de violencia: “Las pandillas inicialmente fueron sólo el producto de la indiferencia del Estado para con los hijos de la guerra, los huérfanos, los niños abandonados por los padres que se fueron a buscar la vida fuera del país. (Esos niños) luego crecieron, se organizaron y multiplicaron, y hoy nos tienen de rodillas”.
Coincidentemente, la primera escena que procesó Ticas fue la de los padres jesuitas de la Universidad Centroamericana (UCA) asesinados por el Ejército salvadoreño en 1989. Un caso que aún busca justicia en los tribunales españoles. El forense fue policía durante la guerra. En ese momento su especialidad eran las escenas terroristas de la guerra. Gracias a su meticulosidad se han resuelto casos que parecían imposibles. Y esto se debe a su amistad con la investigación y la metodología científicas.
Vivir entre la muerte
A Ticas le gusta trabajar con cadáveres. Les llama “amigos”. Pero sabe que El Salvador apenas le da importancia a la ciencia forense. Las autoridades del país prefieren los testimonios para solucionar los crímenes. Sólo que los testigos son falibles, impresionables y presionables, pueden tener un precio. Y en muchas ocasiones llevan a la cárcel a gente inocente.
“Me siento mal cuando mis colegas hacen una excavación en menos de una hora. Esas escenas son ricas en evidencia”, se lamenta.
Vanidoso y excéntrico, Ticas sabe que es el único que le pone amor, disciplina y arte a su trabajo. Y pasa de la euforia a la tristeza: a él le gustaría multiplicarse y recuperar más cuerpos, pues hay miles de desaparecidos. Y decir desaparecido es decir muerto. Están en tumbas clandestinas o pozos.
“Me duelen todos estos restos de seres humanos. Tienen derecho a regresar con sus familias. Me da rabia que la gente les llame podridos a estas personas. ¿Vos pensás que esta gente quiso terminar con sus vidas de esta manera?”, inquiere el forense.
La gente dice que Israel está loco, que huele a muerto y que sus excavaciones son agujeros del tamaño de una bomba de 500 libras. Sus colegas piensan que hacer tantas cosas por los cadáveres es una pérdida de tiempo. Que lo que debería hacer –más práctico– es recoger los cadáveres sin tanta burocracia y meterlos en bolsas negras. Sin embargo, Ticas mantiene acaloradas discusiones con otros investigadores cuando éstos se niegan a procesar sangre, cabellos, semen u otras evidencias. La razón para no recibir estas pruebas es que vienen de cadáveres putrefactos, aunque eso no impediría hacerles análisis de ADN.
El abogado de los muertos se quiebra cuando analiza fosas donde hay niños. Apunta que usa su “escudo humanitario” para seguir adelante.
Para Ticas no existe el descanso. Ser el mejor tiene sus costos. Es un hombre que trabaja los siete días de la semana. Sus amigos los cuenta con los dedos de una mano. A veces duerme en su oficina (adornada con calaveras y otras piezas óseas). Las paredes tienen fotografías de las excavaciones que ha realizado. Da la impresión de que se siente como una estrella de rock que ha fotografiado cada uno de sus escenarios. Eso sí, a Israel Ticas no se le puede hablar del infierno. Él ya lo vio: niños decapitados, hombres a quienes les cercenaron el pene y los testículos y se los colocaron dentro de la boca para después coserles los labios. Rostros sin ojos, sin dientes y desollados. Mujeres con envases de cerveza en sus vaginas y empaladas.
A pesar de que el apellido de El Salvador es violencia, Ticas no está a favor ni en contra de las instituciones del Estado. “Yo sé lo que está ocurriendo en El Salvador y lo que le espera, pero me limito a mi trabajo como forense”, delinea.
Por supuesto que él teme por su seguridad, por su vida. El lugar donde él vive también está dominado por los pandilleros. Se ven y se saludan. Por la televisión, los maras saben lo que él hace, pero cuando él llega a su vecindario sólo le gastan bromas. Le preguntan si no llevará un fémur para algún pandillero lisiado. Él les responde que sí, que lleva uno de mujer. Todos ríen.
El arte de exhumar
Una vez que el abogado descubre un cuerpo decide si comenzará a exhumarlo por los pies o la cabeza. Depende de la escena. Luego crea montículos para que el cadáver se sostenga, es decir, crea columnas sobre las que lo apoya a través de los codos, las rodillas, los tobillos, el mentón, la cabeza. Así puede fotografiar los cuerpos y ver la escena en varias dimensiones.
Al final de la jornada las evidencias están intactas. Y aparece una idea de qué sucedió. Se puede determinar si las víctimas fueron asesinadas dentro de la tumba o arrojadas ya sin vida. Saber esto es crucial para detectar si un testigo criteriado (que goza de privilegios penales a cambio de colaborar con la justicia) está diciendo la verdad o miente.
El forense le da un tratamiento casi paternal a los cadáveres. Una vez que la escena del crimen está lista, él empieza a limpiar con una escobilla los cuerpos. Lo hace suavemente, tramo a tramo, con una paciencia asiática. Y mientras lo hace revisa si tienen tatuajes, lesiones, marcas de algún químico, esquirlas, golpes contundentes. Revisa hasta debajo de las uñas. Es importante que el cuerpo no se mueva ni un ápice, porque eso podría dañar la investigación. Pero todo este esmero se va por el drenaje cuando aparece el Instituto de Medicina Legal: mete los cadáveres en bolsas sin ningún cuidado. “Qué bonito has dejado los cadáveres”, le dicen los agentes a Ticas.
Lo triste para El Salvador es que cuando muera Israel morirá un hombre que no ha dejado discípulos. A nadie le gusta trabajar con muertos, y menos con tanta entrega. Él se mete a pozos donde el agua está putrefacta y llena de heces fecales. Tiene enfermedades en la piel, pero ha logrado controlarlas.
“Para que una persona haga lo que yo hago debe gustarle la putrefacción. Debe ser inmune al dolor. No debe tener sentimientos a la hora de trabajar, porque si eso no ocurre, entonces no hará bien su labor. Echará a perder la evidencia. Y lo más importante: dejará impune un crimen. Yo no tengo vacaciones porque hay muchas personas enterradas. Me siento impotente.”
Con todo, confía más en los muertos que en los vivos. Él los llama amigos que no hacen daño. En contraparte, sabe que los vivos lo matarán. Sabe que no llegará a la vejez ni a jubilado. Él sólo quiere que lo asesinen sin aviso, rápido y sin dolor. En su epitafio quiere que coloquen la siguiente frase:
“Aquí yace quien quiso hacer mucho por los que sufren, pero no le quedó suficiente tiempo para hacerlo. Si puedo ayudar incluso muerto, búsquenme, que les ayudaré.”

martes, 10 de septiembre de 2019

lunes, 9 de septiembre de 2019

42. Mar dentro.

He venido poco por aquí, es solo que ando aún nadando en este mar. 
a manudo, post 43

41. Te voy a echar de menos toda la vida



"Siempre he defendido el cuerpo como si fuera un recipiente donde debieran tener cabida todas las nostalgias. Siempre he creído que el pasado merece su hueco, en ocasiones me atrevería a decir, incluso, que le debemos un altar al que poder rendir culto cuando se pierde la fe. Siempre he pensado que el único modo de protegernos es exponiéndonos. Siempre he dicho que uno no debe negar la tristeza ni tratar de cambiar los recuerdos porque es importante saber volver. 

Sin embargo, y guárdame el secreto, por favor, hay momentos minúsculos en los que reconozco que tanto dogma sólo significa, en el fondo, que te echo de menos y que asumo, a través de la palabra, que te voy a echar de menos toda la vida."

Elvira Sastre

mar adentro post 42

sábado, 17 de agosto de 2019

40- ¿Enfrentar el destino?



Una vez compartiste esta breve entrevista que me hicieron. Siempre me felicitaste por elegir ser libre y por enseñarle a Camila a ser libre; me decías que jamás debo cambiarlo por que es el mayor atractivo de un ser humano. 

Lo que nunca entendí era porqué decías que con ello enfrentaba el destino. Quizá ahora sí: Al elegirte advertías este camino, igual estar juntos era seductor como incierto. Dudámos, pero te dije que mi intuición me decía que debíamos ser, y fuimos puro amor hasta la muerte. Vos dijiste que darías lo mejor y lo diste, y yo no puedo más que estar agradecida porque llevaba 5 años blindada respecto del amor, había olvidado sentir, leer, recuperar más música, llorar, reir, compartir, tener pasión por alguien. Vos me despertaste.

por cierto: por vos leo a Elvira Sastre, teías razón, es muy buena.


39. My partner in crime



post 40 ¿cómo enfrentar el destino?

miércoles, 7 de agosto de 2019

38. Mincho y Tomás.



Cuando nos hicimos pareja, solo se lo conté a Camila (mi hija) y a Mincho (mi ex jefe). A vos te conocí porque llegabas al IDHUCA a entrevistarlo y de paso, pasabas a echarte una platicadita a mi cubículo. Hubo un día que estábamos re felices fue cuando fuimos a FGR a poner la denuncia del caso Daton con JJ, Mincho, Jorge. También te aparecías en los Festival Verdad.

En esa época me tocaba dirigir el área de Análisis y comunicaciones y por ende nos tocaba generar opinión crítica sobre derechos humanos y una de las tareas era redactar artículos que se publicaban en ECA, Proceso (que ya desapareció), editorial radial en YSUCA y en Contrapunto. Era un dolor de cabeza teniendo a Benjamín de jefe. Pero allí aprendí el gusto por escribir. Cada semana, mandaba a contrapunto los artículos que redactaba, y allí en Contrapunto  alguien nos contestaba con el artículo editado. El año pasado nos enteramos que éramos yo de este lado y vos editando del otro (eran correos impersonales) ¿irónico no?

Cuando le dije a Benjamín que nos habíamos hecho novios, se alegró y me felicitó y me dijo que nos tenía un gran cariño individual a los dos y con esta “sumatoria” más. Era como tener su bendición.

PD. la foto me la pasó Juan José Dalton.

post 39 

37. ¿What will you say?


30 de julio: han pasado dos meses y 12 días desde tu partida. Yo siento que fue ayer, y a la vez, que han pasado años. No hay medida de tiempo para el dolor.

El día que cubrimos tu cuerpo de tierra, llegó “Chepe Luis”, tu papá. Un hombre alto y de apariencia muy sana, más conservado que tu madre. El pidió la palabra y se presentó como tu padre, casi no entendí sus palabras, pero a mí me dolía verlo allí porque pensaba que el cuadro debía ser al revés, por un simple orden de las cosas. Y porque sé qué él era en una gran medida, la razón de tus tristezas de la vida. 

En medio de eso, "Chepe Luis" contó muy orgulloso que había sobrevivido a 4 infartos, al alcoholismo y luego hizo una breve prédica. Le observé, de él heredaste la nariz, las manos y la voz. Ah! ¡Y el gusto por el buen beber!

Cuando fui con tu hermano a lo del homenaje póstumo me escribió al caer la noche: tu padre había fallecido de un infarto. No sobrevivió al quinto. Como ese día había llorado tanto, tenía migraña y no tenía ánimo para ir a su vela y acompañar a tu familia. Tampoco fui a su entierro pues no podía pedir nuevamente permiso laboral.

En abril planeamos buscarlo, no se dio. Pero lo conocí y luego lo veía a diario por el parque Libertad, no era difícil de ver si era tan alto que sobre salía por encima de los demás, así pasé los siguientes dos meses después de tu muerte. Ahora ya no le veré. Si lo ves, podrás preguntar como Jeff Buckley “What will you say, When you see my face?¨

Pd. Confieso que cuando le veía tan sano caminando por el centro, pensaba que no era justo, tenías que ser vos quien caminara y no él. Ahora no se si sentirme mal o sentirme bien. What would you say?  ¿Qué dirías vos?

post 38: Mincho y Tomás 

36. De homenajes y otras faenas


Había días que me decías que estabas harto del periodismo, que este país se había ido a la mierda. Te angustiaba que tus colegas no les iba bien en las grandes empresas informativas y otros habían perdido la pureza por razones políticas. Los temas sociales y culturales que te encantaban de pronto ya no.

Otros días me escribías para discutir una lista de posibles temas y además te emocionaba que te enviaran trabajos artísticos (artes visuales y plásticas, sobre todo) para poder escribir sobre ellos.

Personalmente, admiraba el brillo de tus ojos cuando teníamos estas pláticas. La tristeza desaparecía. Fuiste un gran entrevistador, aunque te quejabas que te editaban con el trasero.

Te conocí trabajando para Contrapunto, hace más de 10 años y me encantaba que me buscaras para apoyarte/ orientarte en enfoques, fuentes y opiniones. Lo malo era el extremo respeto con el que me tratabas (según vos por ser “fuente” y “abogada”) pero con el tiempo y gracias a las pláticas sobre el arte y la música, la distancia se fue cortando.

Había épocas que solo sabía de vos por lo que publicabas, en el Diario de Hoy, en el Faro etc. Simplemente, leía lo que llevara tu firma y no por otra cosa más que por el gusto de tu estilo periodístico.

Por vos supe lo difícil que es ser periodista independiente en estos paisitos. Y te admiré a vos y algunos de tus colegas por tirarse al mar con el flotador de Freelance como la única forma de seguir amando esa profesión.

El pasado 30 de julio la Asamblea Legislativa convocó a un foro sobre el periodismo, porque se cumplieron 50 años desde que se emitió el decreto con el que conmemora el día del periodista en El Salvador. Otorgaron reconocimiento a la trayectoria de muchos periodistas, entre ellos, tu gran amigo y fotógrafo, Paco Campos.

Me enteré porque una ex jefa tuya me contactó para que le diera contactos de tu familia ya que también harían un reconocimiento póstumo a quienes, como vos, agarraron camino.


 Tu hermano me invitó a subir a recoger el diploma en tu nombre (yo no quería, porque, aunque no lo creas, aun no puedo procesar esto). Justo pasó lo que no quería, allí parada en esa tarima con dos grandes lagrimones y recibiendo un pésame de Norman Quijano. Mientras eso pasaba, mi mente decía: de haber sido en vida, vos no hubieses venido hasta aquí, ni arrastrado para no perder imparcialidad. Hasta me sentí traicionera, pero el sentimentalismo y mi admiración por vos me ganó, y porque no decirlo, el amor también.

Desde ese día te he vuelto a llorar a diario, tuve una fuerte impresión cuando llegué al auditorio y vi en el loby tu foto, no estaba preparada. Ojalá y esa exprimidera a través de los ojos me haga perder peso, aunque sea…
Te amo siempre. -

pd. este día me enteré que tu padre ha muerto

sábado, 13 de julio de 2019

35. 2 meses.



“El tiempo de los seres humanos no vuelve nunca para atrás, que nada vuelve a ser lo que era antes.” (sobre héroes y tumbas. Ernesto Sábato)

60 días sin vos y tuviste un homenaje

34.GATOS



"Los amantes fervientes y los sabios austeros
en su madurez, aman de los gatos la raza;
los gatos, fuertes, suaves, orgullo de la casa,
como ellos sedentarios y como ellos frioleros.

Amigos de la ciencia y el deleite a la vez,
al horror y al silencio de las tinieblas fieles,
los tomara el Erebo por fúnebres corceles,
si doblegarse al yugo pudiera su altivez

Al meditar adoptan las nobles actitudes
de las esfinges, que en solitarias latitudes,
en ensueños sin fin se adormecen tranquilas;
mágicas chispas brotan de sus ancas fecundas,
y partículas de oro, como arenas profundas,
estrellan vagamente sus místicas pupilas."
 (Budelaire)

Los gatos tienen –en mi vida—un gran significado. Aparecen y desaparecen en momentos claves. Cuando inicié mi relación con Tomás, recién había perdido a mi gata preferida (Malena) y hablaba con él para desahogarme. De inmediato me contaste que en tu juventud habías tenido 12 gatos, pero amabas a uno en particular, se llamaba Roger. A ese gato, otro le sacó un ojo. A los 11 restantes, según me dijiste, tu cuñada los envenenó uno a uno pues planeaba tener familia. Después de esos hechos preferiste hacer tu vida a parte. Me recalcaste que es duro ver morir a las mascotas y claro que lo es.

También me hablaste que Baudelaire uno de tus autores favoritos, él amaba a los gatos, porque los sentía “sensuales e inteligentes”, al igual que Borges y Córtazar. Pedro Aznar hizo canción del poema de Borges.   

Vos definías a los gatos como una contemplación y una pregunta sin respuesta. Yo amaba que me prestaras atención cuando te hablaba de ellos. A veces por las noches nos salíamos a fumar al patio, eran ratos en que me encantaba que me contaras de tu vida, pensamientos mirando estrellas, Hualabi en medio y algunos gatos pasaban para nuestra fortuna nocturna.  

Cuando te enseñé al gato que más consiento, Copo, me dijiste que era muy parecido a Roger y te lo recordaba mucho.

En marzo cuando comencé a “pre sentir” que algo no estaba bien con vos, sentía una gran angustia y terminé adoptando a Milo, un pequeño gato callejero muy cariñoso y dócil. Al verlo pienso en vos: es un gato amigable con los demás gatos, un poco loquillo y travieso y cazcorvo. Él y Chavela, cuando me escuchan llorar se suben a mi pecho y se acuestan allí. Copo se va a mis pies. Han sido grandes compañeros en esta travesía de aceptar tu ausencia en lo que queda de mi vida.

domingo, 7 de julio de 2019

33. Oquedad

He tomado este poema de tu blog.


efímeros:
relámpagos que en medio de la noche
son más longevos que nuestra existencia
y los fulgores de hebras de tabaco,
iluminan más que nuestros sueños.

ingratos:
un perro putrefacto bajo el sol del mediodía
es un  surtidor benevolente de retribución a natura
y  es algo nuevo bajo el sol
más que el fruto de nuestras manos.

pequeños:
una ola del mar
es más esbelta que nuestras ideas
y en la orilla de la playa
la espuma dura más que nuestros nombres.

desolación:
el desierto en su vasta soledad
es más fértil que nuestro enjambre de esperma
y la infinita arena que el sol hace relampaguear
pervive más que toda nuestra descendencia.

somos efímeros,
somos decadentes,
somos pequeños,
somos desolación.
somos el poema que nadie escribe.

*Tomás Andréu.
Del poemario: El disfraz de los impulsos.

disponible aquí


Oquedad es espacio hueco en el interior de un cuerpo sólido. Efectivamente, sabías leer la naturaleza humana y hay que ser muy intuitivo para eso. Cada quien sabe el hueco que lleva adentro. Eras hermoso, un ser humano hermoso, sensible.

post 34 hablemos de los gatos

jueves, 4 de julio de 2019

32. Después de tu muerte


Querido,

Te extraño mucho. Voy mejor, pero nada es igual. Por lo que he hablado con algunas personas que han perdido su pareja entiendo que una jamás supera la pérdida y lo que una debe trabajar es aprender a vivir con el dolor.

No me gusta que me hagan comentarios, me hieren incluso si me dicen “lo siento” (no sé si estoy en negación), aunque sé que nadie lo hace para hacer daño. Estas clavado en el pecho, siento amor y dolor y creo que por eso lloro con inminente facilidad.

Trato de evitar pensar desde el “qué habría pasado si todo hubiese sido diferente” pero ahora que tenés el alma libre y que has podido descansar pienso que no puedo ser egoísta. A veces es mejor que las cosas pasen.

De pronto he descubierto cuan profundo es el amor, jamás toqué tan fondo. Ha sido una gran experiencia, solo que ahora experimento la profundidad del dolor también.

Sin duda, no soy la antes. Hay lecciones que engloban la vida entera en este capítulo breve en que fuimos uno. Pareciera que muchas vivencias que nos antecedieron me prepararon para saber reconocerte y amarte a tiempo. Ahora hay un nuevo comienzo, aunque no se de qué.

Lo que puedo asegurar que el amor siempre se mantiene intacto, incluso después de la muerte.

post 33: un poema 

El disfraz de los impulsos

El pasado 19 de junio, por fin, tu deseo de ser publicado, leído se cumplió. Jorge Avalos, a solicitud de tu hermano editó tu trabajo y acá ...