miércoles, 19 de junio de 2019

22: llorar/llover



Dicen que de los llantos de los cielos nacen flores en la tierra.



Yo llevo un diluvio y no soy un cielo. Solo soy un alma que te extraña y que te escribe sabiendo que jamás vas a leer. Como soy sumamente reservada con mi vida privada viví estos meses muy plenos y sin compartirle a casi nadie mi felicidad con vos. Fue bueno, porque literalmente me reservaba el tiempo ausente de todo, pero muy presente contigo.

El tema es que pocos saben de mi dolor y los que saben no se atreven a preguntar como estoy. Sigo con la vida –te tomé la palabra cuando decías que no ibas “afectar mi agenda”— y solo aprovecho de llorar en mi cama de noche al dormir, al despertar a las 3 a.m. (hora en la que hablábamos), cuando me baño, cuando manejo, cuando todos se van al medio día y escribo estos post. El record fue llorar ida y vuelta a Honduras (viaje al que se supone me acompañarías).

Mi gata Chavela (le pusimos así por la Chave Vargas), es muy generosa. Cuando me oye llorar se sube a mi pecho, siempre del lado del corazón y se lo agradezco en el alma.

El otro día lloré mucho sobre tus huesos que hice una mezcla de ron con lágrimas.

A veces es el dolor de la pérdida lo que me hace llorar, a veces recordar tu dolor me saca lágrimas; en ocasiones es rabia y otras simplemente la tristeza.

P.D.
Vi una imagen sobre cuidarse de andar llorando en la calle, de pronto te graban o hacen foto y te haces viral. He de reconocer que al menos manejando eso me frena.

post 23 ¿Qué sentido tienen las despedidas?

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