Cada tarde atravieso el centro y paso por el
ex cine Libertad hacia la Iglesia El Rosario. He de reconocer que me encanta
con todo y el caos que se ve por allí.
Muchas veces me hablaste de tu padre o
“chepeluis”, el gran amor de tu madre. Me dijiste que era altísimo y delgado y
que era lo que más admiraste en tu primera infancia hasta la separación. Fue alcohólico y luego se
recuperó gracias a tu hermano y actualmente es evangélico. Tuvo varios infartos y logró recuperarse de una operación.
Cuando se separaron de él, tenías más o menos
9 o 10 años y lo extrañaste toda la vida. También tuviste oportunidades para el
reproche, pero era algo que ya habías dejado atrás. Incluso me dijiste que para
soltarlo habías escrito algo en tu Blog y me lo compartiste.
En la primera semana de abril, casi un mes
antes de tu partida me pediste que viera con vos la película “Violines en el
Cielo”, una historia de un hombre que también había sufrido el abandono de su
padre y al final de la película tuvo la oportunidad de preparar su cuerpo
muerto en un hermoso ritual oriental.
Esa noche de sábado, nuestro tema fue el
“perdón”. Aunque fuiste reacio para hablar estos temas conmigo, te dije que
el perdón no es para quien lo recibe, es una liberación para quien lo da, nos vuelve más livianos y en esa película era claro que el chico lo hizo,
aunque su padre estuviese muerto. Realmente hay cosas que trascienden a la existencia física. Lloramos
juntos.
El domingo llamaste a tu hermano para acordar
una visita a tu papá y saludarlo, lo que ocurriría a mediados de abril. No se
concretó por muchas razones que ya no importan. Ya estabas preparando tu viaje,
aunque yo creía que era solo un proceso de cambio.
Por la descripción física de “chepeluis”,
creí saber cuál de todos los hombres que conviven en las esquinas de la zona cercana a la Plaza Libertad era tu padre y lo supe por tres cosas: su altura, sus dedos ("de tambor" exactos a los tuyos)
y su nariz, que vos heredaste.
Tu padre fue a tu entierro y cuando lo vi,
supe que había acertado, pero eso es superfluo. Al verlo entendí muchas cosas,
mucho de lo que soportaste siendo niño, adolescente, joven y adulto. Sabes que te admiro.
Reproduzco el post. Sobre el día “del padre”.
Te amo siempre.
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Aquí está tu regalo, papá
Ni Google sabe porqué el 17 de junio es el Día del Padre en El Salvador. Lo cierto es que para el 60 % de los salvadoreños —perdón que hable en nombre de ustedes— la efeméride nos sabe a 30 de febrero. Este es el único día en que el foco de la realidad económica y el de la austeridad se nos enciende: ¿para qué vamos a gastar en terceros cuando podemos dejar esos billetes para las cervezas del fin de semana? Muchas de nuestras desgracias se las debemos a nuestros viejos. Pero esto es así: nosotros no podemos elegirlos.
Pero no nos desviemos. De la parentela, el más hijo de puta siempre termina siendo el padre, porque si se queda, nos jode; si se va, pues es lo mismo, pero sin violencia. Y claro que hay padres cinco estrellas, pero no estamos hablando de ellos. Ustedes perdonen.
Con mi viejo somos amigos. Eso se logra con la distancia, porque la convivencia siempre se caga en todo. Solo mire cómo terminó el matrimonio presidencial del quinquenio 2009-2014. Pero no quiero verme como un cabronazo aguafiestas. Si llegó hasta estas líneas, déjeme contarle que hay canciones dedicadas al procreador. Y no crea que son tercermundistas, porque tienen su respectivo pedigrí. Las hay sutiles, duras y crueles. Por ejemplo: Jim Morrison le dijo en concierto a su tata que lo quería matar. Kurt Cobain abrió un álbum confesando que deseó con todas sus fuerzas tener un padre, pero que solo llegó a tener un papá. Jeff Buckley —con esa bella voz que transparentó todo su tormento emocional— le preguntó en una canción a su viejo —el maravilloso Tim Buckley—, “Papá: ¿me escuchás, me conocés, te importé? ¿Qué harías en mi lugar?”.
Ya me encantaría preguntarle a Jesús su opinión sobre su padre. Porque eso de ser sacado del cielo para venir a morir por extraños desagradecidos e hipócritas, sí que es una tremenda cabronada. 2, 000 años después y todavía lo ningunean. A ningún padre del mundo se le perdona semejante bullying.
Son más dinosaurios que otra cosa, pero no hay que olvidarse de los Padres de la Patria. Este país sigue tan huérfano de todo gracias a ellos. Y todavía se dieron un día feriado y remunerado. No sé qué es peor: si el cinismo de los políticos o nuestra absoluta incapacidad para tener un poco de dignidad y no salir a votar por ellos en cada elección.
Lo más triste de las conmemoraciones como esta es darse cuenta de que usted pasa de los 30 años, vive con sus viejos y llega a fin de mes con la plata de ellos. Y todavía les pide permiso para echar un polvo el viernes por la noche.
Bonus track:
Antes de suicidarse, Jeff Buckley dejó grandes canciones como esta. Aprovechó su talento para saldar cuentas con sus viejos.
"Mother dear: the world's gone cold. No one cares about love anymore. What will you say when you see my face? Father do you hear me? Do you know me? Do you even care? What will you say when they take my place...?"
post 19:
te recuerdo con esta canción